martes, 26 de abril de 2016

VUELTA Y REENCUENTRO


Caminado de vuelta al reencuentro, pasan por mi cabeza infinitos recuerdos de la infancia, albergados y protegidos en mi corazón de fantasma del olvido. Recuerdo las caricias que de niño me hacía mi madre y que de mayor tanto añoré. Su voz era cariñosa pero firme, y oírla, era para mí la tranquilidad de sentirme protegido de, las sombras, la soledad y la oscuridad. 
Hace frío, lluvia fina, pero al iniciar las escaleras mi alma despierta de emoción incontrolada, ya estoy frente a la puerta del hogar de mi niñez. Al abrir y entrar, olores y aromas reconocibles que creía olvidados, mi latido se detiene durante unos instantes, quizás esperando inútilmente oír la voz de mi padre desde el sofá, mis piernas flaquean, cuesta creer que en cualquier momento no va a salir mi pobre madre a darme uno de aquellos fuertes abrazos. Un escalofrío me recorre la espalda el silencio es estremecedor. Aunque nada ha cambiado, ahora me doy cuenta de lo feliz que era en esta casa y de los buenos recuerdos que me bombardean la memoria, no por por la casa en sí, sino por quien vivía en ella.























sábado, 9 de abril de 2016

FILOSOFIA DE EMPRESA


El tiempo no se detiene, avanza sin mirar atrás, esto hace que las personas experimenten cambios constantemente, cambios que alteran y evolucionan su entorno para bien o para mal, pero definitivamente la condición ideal de todo ente la establece su buen grado de satisfacción que es la principal motivación para la búsqueda de condiciones que propicien unas mejoras constantes.
Las personas, como las empresas, tienen distintas formas de trabajar y de enfrentarse a las nuevas situaciones, por lo tanto los procesos también llegan a ser diferentes, formando vicios, creando barreras y otras cuestiones que merman la capacidad de productividad y de desarrollo, limitándose a la condición existente, sin darse cuenta que viendo un poco más allá, el panorama del futuro puede ser más prometedor. 
Hoy en día las empresas con ambición están ocupadas buscando e implementando nuevas filosofías institucionales enfocadas a mejorar sus procesos, al aprovechamiento y administración de sus recursos, así como fortalecer sus bases estructurales y económicas con la fiel intención de cumplir con el fin para el cual fueron creadas.
Dentro de las filosofías institucionales que actualmente conocemos se resalta la creación de una misión y una visión de empresa que junto con sus Políticas Integrales guían el proceso de cambio estableciendo los parámetros de funcionamiento visualizándolos y estableciéndolos de cara a las adversidades del futuro, de tal forma, que todas las acciones correctivas que se van tomando consiguen sus efectos en el tiempo que la misma empresa establece, obedeciendo a sus necesidades y capacidades.
También existen empresas sin una filosofía de empresa clara, se dejan llevar por la deriva de los mercados, sin un destino ni gobierno conciso y cuando deciden reaccionar ante las adversidades del presente ya se encuentran entrando en la inminente quiebra.


























sábado, 2 de abril de 2016

HORMIGONES CAT S.A.


La ciudad rumiaba la carne de los niños y los intestinos de las madres; era como una gran vaca de hormigón que devoraba el abundante pasto urbano. Los semáforos barajaban los colores con indiferencia, bajo una lluvia tan fina que podría ser solo una ligera niebla de invierno. La humedad fundía los vivos colores de los coches y velaba los cristales de ventanales y escaparates. 
Solía atravesar las calles y avenidas sin mirar. La ciudad lo perseguía a su alrededor mientras se estremecía, bramaba con fuerza el ruido sordo y constante como en todas las grandes urbes. Caminaba a paso ligero y sin desviar la mirada; pero no podía huir del ruido de los coches, de las sirenas de la policía, de la estridencia de las ambulancias, humos de inevitable respiro, del latido profundo y agitado del trajín de la multitud. 
Con la parsimonia de lo inexorable, corría la desesperación por sus venas, la sentía crecer dentro de él pugnando por expandirse hacía el exterior de manera exponencial, siempre amenazando con provocar un estallido que propagaría su cuerpo, ya descuartizado a mil pedazos, por el negro y grasiento asfalto. Dicen que no se puede huir de uno mismo y menos de esta estresante ciudad, pensaba él desde su interior. 
Sus pasos marcaban los segundos mientras deambulaba con la seguridad de un péndulo perfectamente calibrado. Y como dicho péndulo, él se sentía, moviéndose continuamente hacia ninguna parte. Fuera a donde fuera, encontraba siempre lo mismo. Le perseguían las mismas caras, las mismas miradas y las mismas voces. No existía novedad alguna o quizás prefería desconocerla. Como si su vida se hubiera detenido en algún momento lejano que ya no podía recordar; y que no hacía más que repetirse una y otra vez en un bucle sin salida. 
No tenía conciencia de ser desgraciado, ni feliz, solo era el vigilante nocturno de aquella cantera, fábrica de hormigones, con la finalidad de nutrir a la gran ciudad de más hormigón para edificar sin parar, día tras día y año tras año.
Uno día más de tantos. Dormía siete horas exactas. Todo en su vida era exacto y calculado. Fichaba a las 20.00 horas su entrada en la fábrica, trabajaba 12 horas seguidas hasta las 8.00 del día siguiente, y apagaba la luz de la mesita de noche a las 10.00 de la mañana, hasta las 19.00; y vuelta a empezar. Como un péndulo, ida y vuelta, de casa a la fábrica, dibujando con el paso de los días la elipse alargada de su agobiante rutina.