EL PEQUEÑO BALNEARIO

Pasado el año 1850, el tranquilo pueblo gozaba de una máxima atracción turística gracias a las preciadas aguas sulfurosas y carbonatadas, aconsejadas para tratar todo tipo de enfermedades respiratorias, cutáneas o de huesos.

El turismo que acudía era burgués y reposado, valoraban mucho los bucólicos paisajes de los alrededores, disfrutando de largos paseos por un lago cercano, navegar en sus aguas tranquilas con pequeñas barcas de remos y degustar los típicos "carquinyolis" y las deliciosas "cansalades". 

Poco a poco las aguas del lugar ganaron una buena fama y prestigio, se construyó un pequeño balneario en el año 1862, con 22 pequeñas salas de baño.

Allí los pacientes, bajo la supervisión de un médico de prestigio, recibian sus baños, duchas, inhalaciones de gases, pulverizaciones, todo dependiendo del nivel económico de cada uno. 

El pequeño balneario nunca dispuso de habitaciones para hospedar a sus clientes, que se alojaban en las numerosas pensiones que se hallaban en el pueblo, o en algunos casos, en casas particulares.

Las instalaciones estuvieron activas hasta 1960. Después vino un largo periodo de decadencia y abandono que contrasta con el entusiasmo con que la gente del pueblo sigue hablando en la actualidad de su pequeño balneario.

Existe en la actualidad un proyecto para reconvertir el viejo balneario en un centro de Spa de una reconocida franquicia del ramo.

En el año 2006 se encargó un estudio de viabilidad donde se calculó una inversión de 9 millones de euros para realizar el proyecto, por lo que el pequeño balneario está a la espera de encontrar un inversor que encuentre interesante la idea. Por el momento ha habido alguna oferta, sin concretar, y de momento le toca esperar dormido entre los bucólicos parajes a la espera de un principe inversor que quiera despertarlo de su largo letargo.