Todavía faltaban un par de horas para que el sol empezase a proyectar unos tímidos rayos de luz sobre la ciudad, aún así, era el momento de descender por las escaleras a la parte baja de la casa, allí se encontraba el taller que poco a poco, Antonio y su hermano, fueron acondicionando según las necesidades de los trabajos que realizaban.
Hoy era un día muy importante y esperado, hoy llegaba una gran máquina, moderna y de gran precisión para la época, se trataba de un torno mecánico industrial. Las piezas a mecanizar se fijaban en el cabezal rotatorio, se hacían girar a grandes revoluciones mientras unas herramientas de corte se empujaban con un movimiento regulado de avance contra la superficie de la pieza rebajando el material mediante virutas y dar la forma necesaria a la pieza en fabricación.
La gran máquina no entraba por la puerta y en ese mismo momento hubo que apresurarse a tirar una pared lateral del local para poder ubicar el torno en el lugar más adecuado y luego volver a rehacer el tabique.
Los dos hermanos eran personas muy apreciadas por las amas de casa del barrio, concretamente por su ayuda a liberar a las personas de la pesada carga de limpiar la ropa a mano.
Con sus conocimientos de mecánica y electricidad diseñaron y fabricaron, en su taller, lavadoras eléctricas sin nada que envidiar a las de otros importantes fabricantes del mercado.
Ellos mismos también realizaban las reparaciones de las lavadoras que vendían a sus clientes. Eran unas máquinas sencillas y de una gran durabilidad. Existía un cuerpo que hacía de soporte del tambor, un reten para evitar fugas de agua, un motor eléctrico, unas poleas, una correa y un interruptor. El boca a boca, las rápidas reparaciones ante posibles averías, como el cambio del reten cuando este dejaba de ser estanco y provocaba la fuga del agua, hizo que durante largos años su dedicación principal era en exclusiva a la fabricación de lavadoras de manera artesanal y por encargo haciendo una dura competencia a grandes multinacionales en algunos barrios de Barcelona donde fueron los reyes de la comercialización de lavadoras.
En el siglo XIX, aparecen las primeras lavadoras de madera y accionadas por manivelas.
1851, James King, un inventor de estados unidos patenta un modelo dotado de tambor rotatorio.
1908, La Hurley Machine Company de chicago (estados unidos) empieza a comercializar lavadoras eléctricas.
1911, Aparece la Upton Machine Company, luego rebautizada como Whirlpool en 1950.
1958, AEG patenta la primera lavadora automática.
1961, Antonio y su hermano fabrican las primeras lavadoras en su taller de Barcelona, en 1965 fabrican las últimas unidades, ya que salen al mercado las primeras lavadoras automáticas. También las malas intenciones de un policía corrupto, que intentaba cobrar comisiones fraudulentas, acabó por hacer desistir de seguir con el proyecto de aquel taller de lavadoras.
1966, Balay es la primera empresa que comercializa lavadoras automáticas en España.
1990, Se empiezan a comercializar los primeros modelos dotados de programas para funcionar con distintos tipos de tejidos.
2008, La Univrsidad de Lees (Reino Unido) patenta una lavadora que solo hace uso de un vaso de agua para funcionar. Para ello usa un granulado de plástico que limpia la suciedad.