Con mi madre cada mañana caminamos por la frondosa arboleda durante unos minutos, casi siempre andando a un ritmo ultra rápido y que yo no puedo seguir, más bien diría que me va estirando de la mano para poder tenerme a su lado. Siempre llegamos justos de tiempo, pero aún así, puntuales a las 9.00 de la mañana aunque haga frío, calor, llueva, nieve o haga viento.
Estoy contento, ayer en el parvulario, la profesora nos dijo que hoy teníamos que decorar un mural muy especial para un día especial como hoy y eso implicaba dibujar, pintar, recortar, pegar, decorar, etc...
El mural ya estaba preparado y tenía en su lado inferior derecho un dibujo del edificio de la escuela y el resto estaba en blanco para poder escenificar el patio con todos nosotros jugando. Al acabar aquel brillante trabajo realizado en papel de seda de infinidad de colores, cantamos, bailamos, seguimos jugando, etc...
Fue un día genial, pero yo con 4 años no era consciente de que era una fiesta de despedida para siempre, la escuela cerraba sus puertas por orden de la administración y todos nosotros el año próximo empezábamos el curso escolar en otras escuelas cercanas como aquel gran y temible colegio de don Elizondo que se hallaba allí en lo alto de la colina.
Brillante si que el trabajo que has hecho Jordi :) preciosas fotos!
ResponderEliminarGracias Noelia!!!
EliminarSi, es un buen reportaje pero es superado por el emplazamiento del lugar,,,, es una maravilla.
Un saludo
Jordi Vall