Aunque esta noche ha brillado una luna llena como en pocas ocasiones, toda la noche el malestar ha estado dentro de mi como si de un octavo pasajero se tratase, incentivando todo tipo de dolores más allá de lo soportable por el ser humano.
Vómitos, vueltas y vueltas sin conciliar el sueño, y todo ello sin recordar el número de esos viajes infernales hasta el retrete. El reloj de pared ya se ha encargado de hacer sonar las ocho campanadas avisando del inicio del día, y una cosa es clara, debo acudir con urgencia a la consulta de mi doctor de confianza. Es un prestigioso doctor, con la innata facultad de diagnosticar, tratar y curar, siempre con éxito, con las manos y la mera lectura que hace en los ojos de sus pacientes.
Hoy la sala de espera está muy concurrida y desde que he llegado, la enfermera no ha invitado a pasar a ningún paciente a la consulta.
Toda una casualidad, Jaimito mi amigo de la adolescencia también espera su turno, y mientras, recordamos viejos tiempos, reviviendo travesuras como la de aquellas lámparas de Aladino que todavía conservamos como tributo a nuestra amistad y algunas noches seguimos frotando con la ilusión de que un día un genio nos conceda tres deseos.
La enfermera ha irrumpido en la sala, alza su mirada y nos dice con voz temblorosa:
"Será mejor aplazar sus visitas con el doctor
para otro día, el doctor lleva tres días y tres
noches tratando al mismo paciente, sin descanso
alguno y con dedicación completa, disculpen las
molestias, es un caso extremadamente difícil"
Los intentos del doctor por salvar de la muerte segura al delicado paciente, afectado desde nacimiento por una severa enfermedad respiratoria, no recibían respuesta alguna. Aquel especial paciente, era el único que se resistía a sus grandes facultades, sus manos no eran sensibles en aquel pequeño cuerpo, los estímulos eran del todo inútiles y tampoco podía leer nada en sus ojos que le diera las pistas para realizar un diagnóstico acertado.
Aquella misma noche de frío invierno, el doctor ya invadido por una gran frustración, vio como aquel paciente, su querido y único hijo, se iba para siempre jamás y solo en aquel exclusivo momento pudo finalmente leer con claridad en sus ojos:
"Mi joven y gran corazón no puede más;
en mis venas la sangre se detiene y se hiela,
y el perdido ánimo de vivir con la fe se abrazan,
ya sintiendo caer en mi el beso de la muerte."
Y desde entonces, ya carente de todas aquellas aptitudes que tanta reputación le habían aportado, el doctor dejó de ejercer llevando consigo mismo una gran carga de conciencia durante el resto de su vida.
Bonito, mas triste.
ResponderEliminarGracias por seguir mi blog Ana!!!
EliminarUn saludo
Jordi Vall
Por Dios, Jordi! Qué sitio tan genial y casi lloro con tu relato :(
ResponderEliminarPreciosa por fuera y por dentro, la alacena con botellas todavía me ha encantado! Alucino con esos detalles. Felicidades!
Gracias por ser una fiel seguidora de mi blog Noelia!!!,,,,, La casa del médico, aunque está destrozada, sigue siendo interesante. Igual de interesantes que los reportajes de tu blog: ABANDONADO, OLVIDADO Y EN RUINAS
EliminarUn saludo
Jordi Vall
No hace ni dos años estaba entera con sus muebles sus ventanas sus trastos viejos y sus techos ,,,, hasta que alguien decidió llevarse las vigas de hierro y todo lo q le dio la gana ,,,, su dueño esta muy "contento"
ResponderEliminargran reportaje por cierto
Si,, como tu bien sabes, hay una serie de personas que mientras nosotros nos dedicamos a inmortalizar estos pequeños museos, ellos se dedican a destrozar, llevarse todo lo metálico, todos los muebles e incluso la instalación eléctrica. Una verdadera lástima!!!!
ResponderEliminarUn aludo
Jordi Vall
Lo que fue y lo que es ahora el lugar..
ResponderEliminarUna verdadera lástima la verdad..
Mas aun y así y todo lo que se ha perdido, aun le quedan detalles muy chulos e interesantes
Un saludo!
Hola Fotogramas del pasado!!!!
EliminarAnte todo agradecerte que sigas mi blog, es una gran recompensa para mi.
Me hizo mucha ilusión encontrar esta casa sin ayuda de nadie, y aunque como
tu bien dices está en las últimas. es un lugar emblemático para visitar.
Un saludo
Jordi Vall
Una historia que encoge el corazón, pero más aún al ver en qué estado se encuentra la casa tras pasar unos vándalos arrasando todo. Supongo que si el reportaje lo hiciste en 2014, el deterioro será mucho mayor en la actualidad, ¿no?. Gran trabajo, Jordi.
ResponderEliminarGracias por visitar mi blog!!! eres una fiel seguidora!!
EliminarBueno, yo ya estuve en esa casa cuando ya estaba muy destrozada,
desconozco su estado en la actualidad, pero seguramente apenas deben quedar
paredes. Una lástima!!!
Un abrazo
Jordi Vall