Son apenas 100 metros los que debo caminar, cabeza gacha, uniforme azul, como de ropa de trabajo, y os aseguro, está siendo un auténtico calvario. A cada paso que doy me parece que mi final está más y más próximo. Me inquieta no poder ver las caras de los que me observaban llenos de rabia desde la penumbra, expectantes ante mi paso asustado y dubitativo. Desde mi interior me pregunto: ¿cuántos de estos individuos ya me habrán reconocido?, supongo que lo sabré muy pronto, tal vez mañana por la mañana. La verdad, nunca pensé en cómo se sentirían aquellos pobres desgraciados a los que escoltaba hasta aquí, para mí no eran personas, ya eran solo presos con un número asignado. He recorrido la mitad de este pasillo, ahora ya solo soy un preso, aunque pensándolo bien, podría haber sido mucho peor. No cabe duda que todos en este lugar saben de mi pasado y que ahora nadie puede ser más odiado en esta prisión que yo mismo. Ninguno de mis futuros atacantes se parará a pensar cuales han sido los motivos por lo que estoy aquí encerrado, sólo seré un símbolo en el que vengarse de sus propias frustraciones. Sí, eso es lo que soy aquí, un objetivo legítimo para cualquiera que se sienta agraviado por el sistema de la autoridad del que yo mismo formé parte. Por fin llego a mi destino, pero solo es el principio de mis sufrimientos, la reja se cierra y siento un enorme alivio, al menos aquí me siento seguro.
Pensamientos de reflexión me invaden por dentro, sentado en la que ya es mi cama, soy Máximo Leal, mi nombre y apellido eran mi garantía de lealtad y autoridad, hasta la fecha un gran policía con un expediente intachable al otro lado de la oscuridad en la que ahora me encuentro con una pena de muchos años por cumplir.
Pensamientos de reflexión me invaden por dentro, sentado en la que ya es mi cama, soy Máximo Leal, mi nombre y apellido eran mi garantía de lealtad y autoridad, hasta la fecha un gran policía con un expediente intachable al otro lado de la oscuridad en la que ahora me encuentro con una pena de muchos años por cumplir.
Espectacular!
ResponderEliminarProfundo!
Inspirador!
Mágico!
Gracias Alex!!!
EliminarMuchas gracias por seguir mi blog con detalle, sé que eres un fiel seguidor. Te felicito pot los impactantes reportajes fotográficos que realizas,,, los sigo con mucho detalle y no se me escapa ninguno.
Un abrazo
Jordi Vall
Recuerdo Abandonado
Me has dejado con ganas de saber más sobre este personaje. La idea de ser un poli tras las rejas resulta inquietante.¿No puede haber una segunda parte, Jordi? Me gustan mucho todas las imágenes, pero especialmente la de los paquetes vacíos de Ducados. Imagino esa cantidad como resultado del paso del tiempo para alguien que no tiene adónde ir, despreocupado por la acumulación y solo conservándolos como si fuera el recordatorio personal de su supervivencia.¡Cuántos días transcurridos con vida!¡Genial, Jordi!
ResponderEliminarHola Carmela!!!
EliminarGracias por tu interés en las historias de este blog!!!,,,, se agradecen mucho tus comentarios y emociones que sientes al leer los reportajes,,,,, es genial!!!
Una pequeña casa, sin pretensiones, sencilla y que pasa desapercibida por completo.
Pasaba por delante y me quedé mirando, dudando si merecía la pena bajar del coche y buscar algún lugar por donde entrar a su interior. Todo parecía cerrado, pero una de las ventanas simplemente estaba ajustada y mirando a través de los cristales la vivienda estaba vacía. Decidí entrar,,,, Me llamó la atención la puerta de entrada a la casa con esa placa
anunciando que con un poco de suerte,, rescataba una brillante historia de su interior.
Sala comedor con una sencilla mesa y una simple silla de fórmica, cocina con solo una nevera roñosa, baño lo que ves en las fotos, un rincón con cientos de paquetes de tabaco Ducados, cajas de cerillas y un cenicero, por el suelo restos de revistas y periódicos, y un armario en el dormitorio con las puertas cerradas con llave. Ese armario me llamó la atención, busqué las llaves por el piso, después de una media hora rastreando por la casa encontré la llave del armario dentro de un cajón, parte de un mueble que ya no estaba.
Abrir el armario fue todo un hallazgo, documentos, uniformes, cepillos para limpiar las botas, betún, cinturones gorras, corbatas, etc...
Hice las fotos y al volver al coche, antes de ponerlo en marcha,,, unos minutos tranquilos y en mi cabeza la historia de siempre,,,, ¿quien era Máximo Leal?, ¿que pasó?, ¿pq el armario intacto y cerrado con llave?, ¿pq la llave escondida en un cajón?,,,,, muchas preguntas sin respuestas. Puse el coche en marcha y me fui hacia el bar del pueblo. Con tranquilidad y sin prisas, los bares de pueblo son una rica fuente de información.
Allí, degustando un bocata de butifarra negra y una cerveza me pusieron al día de la historia de nuestro personaje, pero no me supieron decir exactamente que delito cometió y eso a día de hoy me suigue teniendo intrigado.
Un saludo
Jordi Vall
Recerdo Abandonado
Le he estado echando un vistazo al blog y es sublime, tanto el texto y las explicaciones como la calidad de las fotos. Estoy comenzando con un blog de fotografía y urbex en Asturias, pero un amigo ha hecho un aporte de un restaurante en catalunya.
ResponderEliminarTe sigo.
Gracias Inés!!!
EliminarMuchas gracias por seguir mi blog!!!,,, cada comentario anima a seguir realizando más investigaciones, fotografiar y explicar sus historias.
Te deseo suerte con tu blog,,,
Un abrazo
Jordi Vall
Recuerdo Abandonado
Te acabo de encontrar
ResponderEliminarTu arte me ha llegado mezclado con música
fotos de antes
y tu suspirar
gracias
Gracias por visitar este blog!!
EliminarGracias por encontrarme en este universo de casualidades digitales,
es genial!!
Te envío unas grandes felicidades por los microrelatos que escribes
en tu blog "RECOMENZAR", me ha sorprendido y mucho.
Un saludo
Jordi Vall
Recuerdo Abandonado