Era una comunidad perfecta, parking para los propietarios, una sala de cine comunitaria, un bar de desayunos en los bajos con productos de elaboración propia, desde luego envidiable.
Los domingos, temprano, era típico despertar con ese olor de productos de pastelería recién salidos del horno.
Solo había un inconveniente, los vecinos del pequeño piso del entresuelo, siempre estaban de fiesta, era muy habitual y con todas las consecuencias para el resto de vecinos. Era un continuo de ir y venir de amigotes, música, copas, bufff,,, el resto de los vecinos estaban muy cansados, lo habían intentado todo sin éxito. En alguna reunión de vecinos, además de las quejas ya se comentaba que esas fiestas acabarían en desgracia.
Llegó el dia, en una de esas fiestas, y no se sabe como, el piso ardío en llamas, juntamente con el alcohol que allí se bebía fue una mezcla explosiva dejándolo todo en nada y en finas cenizas. Los bomberos al llegar detectaron daños irreparables en la estructura del edificio y ya solo quedaba la evacuación de todos los vecinos. Eran las cuatro de la mañana y todos se apresuraron a recoger sus pertenencias más valiosas, las mínimas e insustituibles, y al salir de aquel edificio tenían claro que sus vidas daban un quiebro importante y que nunca jamás volverían a entrar en él.
Madre mia Jordi!!! que hallazgo! qué lugar tan increible! me ha gustado muchisimo, grandisimo trabajo :)
ResponderEliminarGracias Noelia!!!!
EliminarCelebro que te haya gustado
Un saludo
Jordi Vall