Era el mes de Agosto y era sábado, genial!!!. Todos los sábados mi padre nos llevaba, a mi y a mis hermanos, de visita a museos, parques de atracciones, edificios emblemáticos, fiestas, ferias, etc...
Hoy tocaba algo especial y divertido, un gran complejo de ocio, una alternativa muy adecuada para saltarnos el ya aburrido día en la playa de siempre. Había piscina olímpica con dos trampolines, 5 y 10 metros de altura, otra gran piscina con unas formas redondas y abstractas, minigolf, frontón y una gran superficie de hierba para estirar las toallas. Era la atracción más deseada por los niños y adolescentes de los alrededores. Llegamos a casa rendidos, cansados, tanto correr y nadar nos dejó exhaustos. A los pocos días, en un quiosco, y mientras compraba mi cómic preferido, aprovechaba para dar un vistazo al diario "EL CASO", diario de tremendas noticias aterradoras y macabras de aquella época. Cuando leí la terrible noticia mi cuerpo se puso a temblar, yo estuve saltando una y otra vez en esos mismos trampolines.
La noticia decía así:
"Un desgraciado accidente golpea la vida de dos muchachos en una conocida piscina pública. En un alarde de galantería propia de un chico adolescente delante de sus amigos, el primer muchacho se encarama al trampolín de 5 metros de la piscina y ocurre un desgraciado accidente cuando el primero se lanza de cabeza y golpea brutalmente a un segundo que nada accidentalmente bajo la zona del trampolín. El impacto se produce contra sus cráneos. Ambos chocan en un fuerte impacto y de repente la sangre tiñe la piscina de rojo mientras los cuerpos de los muchachos flotan inertes sobre el agua. No hay nada que hacer."
Al poco tiempo del accidente
las piscinas fueron en declive, los visitantes dejaron de acudir y finalmente
cerraron sus puertas en los años 80.
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