viernes, 4 de diciembre de 2015

EN LA VIA MUERTA


Despertó lentamente al día siguiente y a la luz de la luna, como si de un largo letargo se tratase, sin recordar nada ni a nadie del día de ayer.  Un profundo terror invadió todo su cuerpo después de comprobar y ser consciente que estaba inmovilizado, atado de manera minuciosa del cuello y de los pies sobre los raíles de una vía de tren con sus manos atadas a los costados.
Pocas cosas en su campo de visión excepto un sencillo reloj de números grandes y un destartalado cartel ferroviario de hojalata indicando el paso del próximo tren a las 23:36, sin ningún destino aparente, y ya en tan solo 48 escasos minutos.
En su mente ya se iniciaba una cuenta atrás con un brutal y cruel desenlace, morir decapitado era su único destino.
De nada servía gritar en medio de la nada, su mirada llorosa se perdía en medio de miles de estrellas que por primera vez en su vida podía observar y apreciar con detalle.
Intentaba recordar como había llegado hasta aquella dantesca situación. Un terrible final y conocido por todo ser viviente en las noticias del día siguiente a las 15.00.
Solo, angustiado y acompañado por la voz traicionera de su mente, apenas quedaban ya 13 minutos, se orinó sin control  a la vez que lloraba de impotencia sin nada que entender o comprender.
De pronto tuvo un rapto de lucidez y comenzó a reír, volvió a leer el cartel que anunciaba el paso del próximo tren y rió con más fuerza respirando con fuerte alivio. Sabía que no había ningún tren circulando en aquella dirección. Él mismo fue uno de los asesores que indujo a cerrar todos los ramales ferroviarios improductivos. Las líneas de trenes a pueblos obsoletos sin apenas habitantes fueron eliminadas sin contemplaciones, destinados al aislamiento seguido del más puro abandono.
Todo esto era una maldita broma, ya se encargaría él de encontrar a los culpables de su rapto y conseguirles un merecido castigo.
Comenzó a sentir una vibración en los rieles y un ruido seco. A lo lejos, a su izquierda, una luz lo cegaba y el ruido de una locomotora comenzó a aturdirlo. Estridente  pitido sonaba en las vías, el temblor en los rieles fue aumentando y decidió cerrar los ojos en el momento de la máxima agonía.
Demasiada excitación para su corazón, al día siguiente el juez hacía el levantamiento del cadáver acompañado del médico forense de turno. No había signos aparentes de muerte violenta, comprobado, ningún tren circuló por esa obsoleta vía de tren desde que la línea fue desmantelada. El personal especializado recogía los restos mortales y los reporteros acompañados de sus cámaras de vídeo realizaban un excelente trabajo para las próximas noticias de las 15.00.





















sábado, 28 de noviembre de 2015

BAJO LA SOTANA


Un día de tarea desalentadora, tocaba ayudar a uno de mis mejores amigos en su traslado de piso. Hoy era el último día de aquel antiguo piso del ensanche de Barcelona, con un gran patio, y del cual siempre me llenaba de curiosidad el patio de la casa contigua. Un patio con un aspecto desolador, las ventanas del piso siempre estaban abiertas, invitando a entrar, la verdad es que nunca pude advertir movimiento alguno, no parecía vivir nadie, ese día fue el adecuado para saltar y acabar con mi curiosidad.
Con la paciencia que normalmente me acompaña a la hora de realizar mis reportajes fotográficos, intentando no omitir detalle alguno, observando con cautela pude leer y fotografiar aquel escrito que llegó a mis manos adelantando la historia del lugar, una  historia anónima más acerca de la vida misma.

La carta manuscrita dice así:


Querido Vicente,                                   15 de Diciembre de 1956

Mucho me duele tu partida, es un dolor que me quema el alma y me deja en un presente incierto. Que difícil se me hace la vida sin ti!.
durante estos días he estado tratando de comprender, ¿Por qué te has ido?, ¿por qué me he quedado con  este inmenso vacío?, he llorado, he gritado y he suplicado al cielo que vuelvas junto a mí. Entre espacios de añoranza, me calmo, respiro, suspiro, te siento, te vivo y vuelvo a llorar.
Y hoy creo haber entendido todo esto.......
















domingo, 22 de noviembre de 2015

COLMENAS DE NOVIEMBRE


Subiste niña venturosa al cielo, siguiendo en pos de la que tanto amaste y el acerbo dolor de desconsuelo a tus padres dejaste. Llorando están tu pérdida temprana. Nada mitiga su terrible pena, más fue de Dios, y su orden soberana acatan, que a sufrirla les condena.











domingo, 15 de noviembre de 2015

UN "TE QUIERO" EN EL OLVIDO


Dicen que el que espera desespera, el trajín de la ciudad no se detiene, un coche y otro coche, el semáforo cambia de color a medida que transcurre el tiempo en un bucle sin fin, aunque el tráfico sea denso ella suele ser puntual y quizás el ansia que me abraza ha hecho adelantarme a la cita.
Intento recordar cuando fue el día en que nos conocimos, ¿durante la infancia tal vez?, no logro descifrar con certeza en que preciso momento o situación. Si, ella es mi buena amiga, de máxima confianza y siempre ha estado a mi lado en los momentos que más lo he necesitado. 
Una hora de viaje que se nos hace corta y agradable, risas y charlas como anticipo de lo que será el fin de semana.
Este año cruzo una dura etapa de las que parecen salir de un sorteo sin haber sido dueño de ningún número, llena de cambios e imprevistos, de los que suelen torcer el futuro inmediato y hasta la lejanía del horizonte, sin dejar atrás la mochila de mi biografía con todos los errores y aciertos cometidos. Que mejor que desconectar y retornar al pueblo donde las dos pasamos unos maravillosos años, recordar días de infancia, juego, diversión, adolescencia, juventud, en definitiva también hablar y ponerse al día de nuestras cosas más presentes. 
Más de 30 años han pasado desde entonces, cuando mi casa fue demolida por requerimiento del ayuntamiento a causa de su mal estado, y por esta razón, solo nos queda la opción de instalarnos en su antigua casa en lo más alto del pueblo.
Como si de un protocolo exigido se tratase, antes de llegar a la puerta de entrada, es inevitable dirigir la mirada a las vistas del pueblo como habíamos hecho siempre, con su iglesia, su plaza, el río, los rojos tejados y sus campos de viñas.
Al colocar la llave en el cerrojo, el sonido de la llave al girar, la puerta al abrirse, un manantial de recuerdos nos saturan por completo, las maletas siguen en la calle junto a la puerta, mientras, no podemos dejar de recordar a cada una de nuestras miradas hacia todos aquellos rincones.
Pensamientos de juventud convertidos en inscripciones que resaltan en la parte trasera de pequeños cuadros colgados en la pared, libros de recetas para cocinar aquellas esponjosas magdalenas que tantas veces tomamos para merendar junto con aquella leche fresca recién ordeñada de la "Vaqueria".
Un verdadero retorno hacia aquel pasado común, y que sin querer, las dos fuimos olvidando hasta creer casi borrado de nuestras memorias hasta hoy, donde al atardecer, sentadas en el balcón del patio con el pueblo a nuestros pies, pienso que todo ello ha sido como: un "TE QUIERO" en el olvido.