Mi estómago ya ronroneaba, las 14:15 y allí pocas señales para acercarse a sentarse a la mesa para comer. Cuatro platos sobre la mesa, tres copas y un vaso pequeño, la cubertería de los días especiales estaba perfectamente colocada y ordenada.
Mi padre y mi madre discutían en la cocina mientras yo jugaba en la sala, no presté atención a los reproches y poco me importaban las recetas de cocina escogidas para el día de hoy.
Llegó un invitado, nunca lo había visto antes, por lo que me pareció, era ese compañero de trabajo del que ya había oído hablar repetidas veces, de él se comentaba que era un auténtico fanfarrón, bocazas y experto en realizar bromas de muy mal gusto, de las que dejaban huella en sus víctimas.
Mi madre salió de la cocina, fue el momento de sentarse a la mesa mientras ese estrafalario personaje explicaba las últimas bromas que había consumado y alardeaba de ellas en un tono burlesco y hasta desagradable, mientras soltaba una y otra vez risas desbocadas.
Hasta tres veces llegó a explicar la broma que le hizo a mi padre unos meses atrás. En un aperitivo le sirvió unas pequeñas gambas peladas y rebozadas, él las encontró riquísimas pero acabó enfermo cuando descubrió que en realidad la materia prima de aquel delicioso manjar eran gusanos de los que se usaban para pescar con caña.
El invitado a carcajada suelta, daba palmadas a mi padre en la espalda, la burla cada vez aumentaba su grado y además siempre le llamaba: "Valverde".
El segundo plato estaba en el horno, desprendía un aroma peculiar, agradable e irreconocible para mí, pescado no era, pollo tampoco, aunque tampoco quise preguntar. La boca del invitado ya se hacía agua, y en realidad, el suculento plato estaba especialmente horneado para él, con los mejores condimentos recién comprados en el mercado esa misma mañana con la finalidad de dejar gravado en su paladar aquel sabor tan singular para que lo recordase durante el resto de sus días.
Desde la cocina, mi madre dijo: Felipe!!, el segundo plato ha sido cocinado especialmente para ti y como queremos que disfrutes al máximo de él, te voy a colocar una venda en los ojos para que te puedas concentrar y degustar el plato en todo su esplendor.