sábado, 27 de septiembre de 2014

LA TABERNA DE LAS LEYENDAS


El viento había estado toda la noche agitando con fuerza todo lo que encontraba a su paso, las nubes ya de un  color oscuro y amenazador, mientras camino me acerco hasta mi embarcación. Al llegar a la cofradía de pescadores todos coincidimos en no salir a la mar, estaba exageradamente revuelto y enfurecido.
En nuestro pueblo de pescadores, en días como hoy, no hay ninguna otra opción que quedarse en la taberna,  algunos aprovechan para recordar vivencias pasadas, explicarse anécdotas de la mar, jugar a cartas con fuertes apuestas o emborracharse a base de ron y más ron.
Pero allí nadie había echado en falta al más intrépido de los marineros de aquel lugar, él si salió a su tarea diaria, solo  y con su pequeña embarcación para un único tripulante, todos le llamaban el "rey pescador", incluso desconocíamos su verdadero nombre. 
Las horas pasaban y mucho alcohol disuelto en  los cuerpos de todos aquellos lobos de mar con grandes manos, caras curtidas y de piel reseca por el frío, el sol y la sal del mar.
La taberna, de madera de roble teñida por el alcohol derramado durante tantos años y años, era de uso exclusivo de aquellos bravos personajes, adornada con objetos relacionados o extraídos del mar y acompañados siempre de una interesante historia para explicar, extraordinarias todas ellas como las aventuras del "BOREAS".
El fuerte jolgorio y las risas desembocaron en un silencio sepulcral, todos alzaron la mirada al mismo compás y observaron con todo detalle las manos ensangrentadas del rey pescador, exhausto y derrotado, con una gruesa cuerda tiraba de una gran cabeza de pescado con la que Jamás nadie pudo llegar a soñar que pudiese existir un monstruo marino de semejante tamaño.
Aquello fue lo que quedó de aquel monstruo que pudo atrapar el más brillante de los pescadores, después de la gran batalla mantenida no pudo con él para subirlo a la embarcación y tuvo que arrastrarlo hasta tierra con gran esfuerzo, pero  el mar agitado y los peces que le acechaban hasta el puerto acabaron por devorarlo por completo hasta dejarlo en solo un  único testigo para justificar una gran lucha en alta mar.



















sábado, 20 de septiembre de 2014

EL MARQUESITO


Hace ya bastantes décadas de esta historia, os explico, un distinguido aristócrata de la burguesía de la capital del país había comunicado su intención de cambiar de residencia cansado del bullicio de la gran ciudad. 
Con mucho detalle se centró en escoger una pequeña ciudad donde los habitantes fueran amables, hospitalarios, confiados y tranquilos.
Contrató al mejor de los arquitectos de aquella ciudad para proyectar y dirigir la construcción de una majestuosa casa señorial en la calle más prestigiosa de aquella capital de comarca. Realizó todo tipo de encargos y contratos, algunos innecesarios y rozando la lujuria, para que en aquella casa nunca faltase de nada y todo estuviese preparado para su inminente llegada a la ciudad.
En toda la ciudad era tema de charla la inminente llegada del marqués, éste había realizado todas sus gestiones mediante cartas escritas con un lenguaje muy cortés y con su gran virtud de convicción, prometió a cambio, negocios prósperos en las lejanas américas o con la más honorable aristocracia de su círculo de amistades.
Eran tantas las ofertas de contratos y servicios recibidos que incluso cobraba sumas de dinero por ello, y digamos que, hasta en la ciudad eran mal vistas aquellas personas que no estaban relacionadas con el importante marqués o que todavía no habían tenido la oportunidad de lograr negocios con él.
La casa fue amueblada con un gusto exquisito por gentileza del ebanista más celebre de la ciudad y  todo estaba dispuesto para ser habitada, mayordomo de confianza, ama de llaves, sirvientes, cocineros, automóviles de gama alta, chófer, además también le llegaron invitaciones a banquetes, hoteles de gran lujo, festivales, fiestas privadas y una cantidad exagerada de regalos por gentileza del gremio de comerciantes.  
Y llegó el gran día,  adornaron la ciudad  con flores de mil colores, en la gran plaza instalaron un escenario donde la orquesta tocaba sin parar, las grallas y los gigantes recorrieron las calles, los habitantes se vistieron con sus mejores galas y el alcalde pronunció su discurso de bienvenida entregando al noble caballero las llaves de la ciudad.
Todos disfrutaron de aquella especial velada, y tal fue  la magnitud de todo aquel montaje que nadie era consciente de que todo aquello era la traca final de una gran estafa, el marqués no era ningún marqués, no cumplió nada de lo que prometió, al día siguiente se esfumó con todo el dinero recaudado, dejando arruinados a un gran número de familias y abandonando aquella maravillosa casa que había sido construida para ser su vivienda a la vez que debía haber traído consigo la riqueza a la comarca. 
















Desde aquí doy las gracias a Juanito Bananax y Bruna Bananax, por su colaboración desinteresada y acompañarme en este fantástico Urbex.


domingo, 14 de septiembre de 2014

PARVULARIO JOHN SMITH


Con mi madre cada mañana caminamos por la frondosa arboleda durante unos minutos, casi siempre andando a un ritmo ultra rápido y que yo no puedo seguir, más bien diría que me va estirando de la mano para poder tenerme a su lado. Siempre llegamos justos de tiempo, pero aún así, puntuales a las 9.00 de la mañana aunque haga frío, calor, llueva, nieve o haga viento.
Estoy contento, ayer en el parvulario, la profesora nos dijo que hoy teníamos que decorar un mural muy especial para un día especial como hoy y eso implicaba dibujar, pintar, recortar, pegar, decorar, etc...
El mural ya estaba preparado y tenía en su lado inferior derecho un dibujo  del edificio de la escuela y el resto estaba en blanco para poder escenificar el patio con todos nosotros jugando. Al acabar aquel brillante trabajo realizado en papel de seda de infinidad de colores, cantamos, bailamos, seguimos jugando, etc...
Fue un día genial, pero yo con 4 años no era consciente de que era una fiesta de despedida para siempre, la escuela cerraba sus puertas por orden de la administración y todos nosotros el año próximo empezábamos el curso escolar en otras escuelas cercanas como aquel gran y temible colegio de don Elizondo que se hallaba allí en lo alto de la colina.

















domingo, 7 de septiembre de 2014

EL CASTILLO DE LAS LOCIONES


Ya estaba amaneciendo, la luz tenue entraba por la ventana y se hacia notar la presencia de nieblas en la colina  en un día que se presenta frío. Los domingos toca un merecido descanso pero antes de nada, una mirada en el espejo de la cómoda, hacer un análisis minucioso, darse cuenta que uno tiene mala cara y que alguna cosa no funciona bien en su cuerpo.
Todo tenía remedio, las lociones lo pueden curar todo,  y la gran obsesión era ser una persona sana por completo.
Una gran estantería, en la habitación junto a la cocina, llena de ungüentos y lociones para todo tipo de afecciones, dolores, enfermedades, ningún ungüento conocido faltaba en aquel lugar.
Todos los días, el farmacéutico, se acercaba al castillo por petición del Sr. Conde, con los últimos específicos inventados por el mismo y sin eficacia probada o llegados desde los rincones más recónditos del mundo e incluso desde el lejano oriente.
Los esfuerzos por conseguir aquella sana salud eran obsesivos e inútiles, era una persona que padecía un trastorno mental, exageraba las enfermedades, las dolencias reales y  también imaginaba sufrir las que no tenía, hoy día este comportamiento psicológico recibe el nombre de hipocondría. 
Con el paso de los años, poco a poco, el trastorno  fue afectando a todo el entorno familiar y llegó el día en que todos sus miembros estaban muy inclinados hacia la interpretación de los signos de enfermedad en todos los ámbitos de la vida. Y así pues, de esta forma, aprendieron a interpretar negativamente cualquier signo corporal y lo asociaban con angustia, miedo y ansiedad durante todas sus vidas.






































Gracias a Albert Gastó, autor de la primera fotografía de las botellas de ungüentos.