miércoles, 30 de noviembre de 2016

BUCLE CON SALIDA



Tengo treinta y ocho años, dos hijos en edad pre-escolar y un perro al que nadie de la familia hace caso; también tengo un marido inexistente, el cual no me merezco y que no puede vivir sin mí. Sé que soy imprescindible, que si yo no estuviera en la vida diaria de esta familia esta quedaría detenida en el tiempo y en el espacio como si de física cuántica se tratara. Tal vez solo por eso continuo aquí, como en un bucle sin salida y sin conocimiento de esta realidad por parte ajena a mí.
Explico a mi hijo, desde mi único y limitado mundo de mujer, como la Patagonia se deshace en dos al partir el filete de América del Sur convertido en cena. Tiemblo mientras doy forma al puré de patata y separo Estados Unidos de Canadá, sé que siempre es difícil ser imparcial en los repartos, eso no es justo y no veo el momento de que lleguen mis minutos de descanso merecido como cuando sueño que me quedo buceando en mis envidiados momentos de tranquilidad personal que nunca llegan. Formulo demasiadas preguntas para una mujer que ignora casi todas las respuestas posibles.
Mi marido, cada noche tras cruzar la puerta de entrada recorre su trayecto habitual hasta el sofá y así día tras día sin ninguna diferencia al día anterior. El perro ladra reclamando un paseo, y yo, docilmente, le pongo el collar y camino por las solitarias calles del barrio sin un destino claro. De regreso, mis pensamientos toman forma inesperada, no es que me importe sacar al perro, ni hacer la comida, ni lavar la ropa, ni encontrarme sola educando a mis hijos. Es algo que va más allá... algo como, no sé,... 
Al final todo se me hace sencillo a la vez que definitivo, sin levantar sospecha alguna, abro el cajón de la cómoda, cojo el sobre con el dinero en efectivo de la mensualidad y paga extra de mi marido recién cobrado en el día de ayer y tras un largo silencio.... 
Miguel!, me voy a por tabaco.



















martes, 22 de noviembre de 2016

VIAJE NUPCIAL


Mayo del 84, verano recién llegado después de las lluvias de primavera, todo estaba preparado con esmero y hasta el más pequeño detalle, era un día muy importante para la familia y su única hija. Quedaron atrás aquellos días de desgracias y sufrimientos inesperados, con los que se dibujaba un futuro más que oscuro, incierto diría yo, y con un cantado destino fatal. 
Eso ahora ya no importa, olvidemos ese pasado que nunca más volverá, mirando con felicidad y alegría hacia un futuro prometedor, la niña ha enderezado su vida y se nos casa.
En la iglesia todos los asistentes ya estaban ansiosos, y con un paso pausado al son de la música entraba la novia con un precioso vestido, verdaderamente imponente. De siempre es sabido que la novia si espera, desespera.
Traje negro bien planchado, camisa blanca, gemelos, corbata color rojo escarlata, flor y pañuelo sobresaliendo del pequeño bolsillo de la chaqueta. Zapatos pulcros, correctamente atados, todo en armonía para un día tan especial. 
Pero él seguía tumbado en la cama con los brazos cruzados, mirando el techo fijamente, el pasar de las horas y los minutos no le inmutaban, un cigarrillo tras otro y por su cabeza rondaba una y otra vez una idea clara:
¿Pero quien me mandaría a mi casarme?.
La novia allí se quedó, sola, sin novio, sin boda y descompuesta. Ya devuelta a casa y en un arrebato de rabia entró en el baño, cerró con el pestillo tras dar un portazo, recordaba haber escondido hace algo menos de un año la imprescindible medicina que le curaba de todos los males, la dosis justa para un caso de emergencia como el de hoy. 
Creerme amigos, y sin entrar en detalles, aquello no fue un viaje de novios, pero si fue un gran viaje nupcial con billete de sobredosis y sin retorno.




























sábado, 19 de noviembre de 2016

DECLIVE FAMILIAR


Existen infinidad de opiniones hacia una definición de “familia”, compuesta por lo que generalmente es presentado como el árbol genealógico y creando una historia que dará lugar a una identidad de lo que denominamos “familia”. 
Sin necesidad de entrar en detalles singulares os explico un ejemplo escogido al azar, una familia integrada por cuatro personas, habitando en un lugar tranquilo, bucólico puedo decir y con un buen trato entre los vecinos del pueblo
El hijo menor de 11 años, la hermana mayor de 13 años recién cumplidos en el día de ayer, un padre de 44 años, y una madre de 38 años conformaban la desastrosa familia que daría paso, en el futuro, a la destrucción de lo que hoy conocemos como “familia”. Los dos hermanos se llevaban muy bien, los padres de vez en cuando tenían alguna discusión, pero nada que no pudiesen solucionar hablando, en sí, la convivencia de esta desafortunada familia era tan maravillosa que daba envidia para terceros. De vez en cuando les gustaba pasear y divertirse todos juntos, algo que en situaciones normales está muy bien, pero por muy poco que pareciese la situación era contradictoria, no para los dos jóvenes, sino para sus padres.
Los hijos estaban creciendo más rápido que despacio y a un simple paso de entrar en la adolescencia. Cada uno de ellos ya iba teniendo una ligera distancia con sus padres y obteniendo su privacidad, salían sin preocupación y con conciencia. La lejanía entre ellos cuatro empezó a ser notable, de vez en cuando en la mesa, los comensales, mostraban un aire distinto a la relación que ellos tenían, era como si cada uno viviese en su propio mundo. La madre no hablaba más que para servir la mesa, el padre situado en la misma pose de siempre sentado y leyendo la prensa sin levantar la mirada mostrando una actitud seria. 
Unos años más tarde, los hijos, ya en la mesa, no se hablaban entre ellos, comían entre el murmullo del silencio que provocaba aquel vacío que la experiencia les había mostrado, o mejor dicho, que la picardía había demostrado ante la intolerancia de la lejanía de un ser querido. La sombra de los buenos años pasados se proyectaba en el ideal de lo que era una familia ejemplar, pero nuevamente, la desilusión de la pérdida de un integrante es tan aterradora que puede devorar todo sentimiento feliz y modificar el rumbo de sus vidas. Uno de los padres fue dado por desaparecido y dejó un vacío que destruyó la torre que se había elevado por años. Ese acontecimiento alejó poco a poco al resto de los integrantes de la familia que estaba destinada a una tormenta que no se podía evitar, ya que al fin y al cabo, la “familia” está formada por seres humanos.
Muchas cosas son creadas por el ser humano, las definiciones, las palabras, las leyes, el orden social, la cultura, todo es creado por el ser humano, hasta la definición de familia es algo que puede destruirse sin previamente haberlo decidido, es una formación de conceptos y sentimientos. Nada está dicho para que sea perfecto y eterno, y más si es o no de palabra.