sábado, 25 de abril de 2015

INELUDIBLE SOLEDAD


En este cementerio no hay tristeza, ni tampoco soledad, ni alegría, ni los muertos permanecen, ni los vivos se acercan de visita, ya solo queda barro. Solo hay serenidad imperturbable, como una niebla fina flotando sobre lápidas y estatuas, que tantas cosas en silencio gritan.
Las fechas ya no hablan, ¿qué han de decirnos?, nació, murió, la edad, y los días ni definen al muerto cuando muerto, ni perfilan su imagen cuando en vida. Los nombres guardan un recuerdo en piedra casi siempre perdido en la brisa de cualquier día nublado o soleado. Sobre la tierra, el mármol o el granito, la división de clases, jerarquías, y es más bien para el beneficio de los vivos, los muertos ya igualados en cenizas, incapaces de ver la diferencia  entre rosas lozanas o marchitas.
Trepa la hiedra por los muros pardos de la vieja capilla, reliquia del pasado,  que ha quedado en el ayer dormida.

La hiedra, vivo abrazo de todo lo que una vez vivió, y que ahora ya está sin vida. Siempre el ciprés, viejo centinela, más sin saber por qué o a quién vigila.
El cementerio es hoy ese sosiego que sigue al abandono, a la partida, cuando el dolor ya se ha desvanecido y se vuelve de nuevo a la rutina.





















domingo, 19 de abril de 2015

COTTON 100%


Un largo viaje desde otros continentes, donde se recolectaba el algodón en campos de cultivo, hasta la gran fábrica de hilos de algodón, fardos y fardos de algodón entraban a  las instalaciones por el departamento de control de entradas de materias primas. Los fardos eran desmenuzados, poco a poco procesados y convertidos en un fino hilo, enrollado en bobinas perfectamente alineado y ordenado.
Hace ya bastantes décadas atrás que el mercado ha ido sufriendo varias crisis que afectaron duramente al ramo textil. Y aquel monstruo industrial, modelo a seguir por sus competidores, cerró sus puertas dejando como muestra emblemática de aquella actividad próspera en la que se confió de manera ciega durante años y años, dos fardos de algodón 100% intactos, tal y como llegaron desde lejanos países en un largo viaje atlántico, a la espera de algún día ser procesados, a merced del abandono sin valor alguno o como intocables piezas de museo.











sábado, 11 de abril de 2015

MAS COSIDOR


Cuidó y sacó frutos de todas aquellas tierras que heredó de su padre, y que fueron pasando de padres a hijos, durante siglos y siglos. Siempre recordando lo que todos ellos habían transmitido a sus hijos:

"Siembra la tierra mojada, con su canto y su labranza, y florece la semilla, de la vida y la confianza. La tierra da la cosecha, el viento la flora y fauna, y el sol cuando amanece, da color a la esperanza. La tierra y el campesino juntos hacen el milagro, y el pan se le multiplica, con esfuerzo y con trabajo. Tiene marcas en sus manos, y la tierra en recompensa le entregará la cosecha, la semilla y la belleza."








Texto extraído de: "Al Trabajador Del Campo", Arjona Delia.