Caminando a la deriva por la montaña, acompañado de mis únicos pensamientos con la intención de ordenar y estructurar la conciencia, el camino ya es una pequeña senda de terreno volcánico color tostado, se adentra en la espesa niebla y al mirar atrás tampoco puedo deducir donde me encuentro.
Ahora, ya entrado en este frondoso bosque de altos hayedos, casi impenetrable, retroceder en mis pasos ya sería un error, con la luz de la luna creciente, el camino parece perderse a la vez que se bifurca una y otra vez hasta que entiendo que estoy perdido en un laberinto de bellos colores. La falta de agua en mi cuerpo empieza a dar aviso, exhausto y rendido, después de reconocer parajes ya recorridos una y otra vez.
Una puerta entreabierta me invita a entrar, es oscuro pero de una gran belleza, sigiloso y en un silencio celestial, observo con curiosidad los más mínimos detalles. Sin dudarlo ni un momento estoy en tierra de gigantes, grandes maquinarias y lavadoras inmensas para albergar aquellas ropas de grandes tamaños. La emoción se apodera de mi y con manos temblorosas he disparado rápidamente estas fotos que os enseño como muestra de tan maravilloso hallazgo, sin saber todavía, como he llegado hasta aquí y teniendo claro que por mucho que lo intente, nunca las sendas recorridas cometerán el mismo error, de traerme a mi ni a nadie, otra vez hasta este precioso lugar, incluso ni a cambio de nada.
Curioso lugar
ResponderEliminarMe ha gustado el tono color rojo verdoso de las fotos
Un saludo!!
Gracias Fotogramas del pasado!!
EliminarSi, el tono es real y es el que había,,, provocado por tintes que habían manchado las paredes y el suelo.
Un saludo
Jordi Vall
Eres un artista integral en tu obra, entre escritor y fotografo te felicito como escritor y fotografo, bárbaro barbaro.
ResponderEliminarCarl fer aristizabal!!!
EliminarSi, es cierto, empecé con las fotos y luego añadí texto,,,, cada vez buscando meterme más en la historia del lugar.
Gracias por tus comentarios,,,, es genial!!!
un saludo
Jordi Vall
Recuerdo Abandonado